No esperes palabras de una noche,
donde las lechuzas no ululan, en la oscuridad.
No busques en el hombre los consejos apagados,
de corazones perdidos, por desamor.
No camines sobre valles despojados de árboles,
pues ortigas sucumbirán, las lagrimas de tus pasos.
Solamente sigue el rastro de tus huellas,
al son del cántico de tus ancestros olvidados.
Ahora. Vive, cada segundo a tu alrededor.
Duerme soñando con el mar en calma,
y despertarás al alba, con tu alma,
colmada de riqueza.
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